domingo, 11 de enero de 2009

Cursiladas

El otro día no estoy muy segura de por qué pero salió al tema eso de cuando a uno le pega el romanticismo y empieza a transmutar en ese ente melcochudo sensiblero y chafa que es el ente enamorado empezamos a enlistar todas esas cosas horribles que uno dice o le dicen y que ultimadamente termina dando vergüenza a todos. Yo acepté que a mi amordelbuenoparasiempreysiempre de la prepa osé llamarle Bebé. Sí, a la fecha me traumatiza saber que no sólo lo usaba en momentos romanticosos... como en esas llamadas de 4 horas por teléfono después de haberlo visto toooodo el día en la escuela (ah, porque por supuesto era de mi escuela, si no ¿cómo se da el romance?), sino cuando estabamos juntos, solos, en público, en la escuela, el super, el cine... hasta creo que existe una remota probabilidad de que haya evidencia escrita, pero creo que fuera de ese los demás han sido bastantes inocuos. Después de escuchar los diminutivos de adjetivos (flaquito, chaparrito, gordito), los diminutivos de animales (conejito, osito), los nombramientos barriobajeros excedentes de errrres (rorra, nenorra, mirreina..), los que tienen un origen gastronómico (sabrosa, carnosa) y los que son indescriptibles (cuchurrumín...¿?) me considero dentro de lo standard lo menos gacho. Y me puedo declarar fan de cuando te dicen cosas linda (no las previamente mencionadas) en esos momentos de arrumaque. A mí sí me gusta que me diga Mi Amor... y bueno, la cosa es que después de eso concluí que una vez superados los 17 uno debe olvidarse de decir esos vocativos cariñosos y olvidar que alguna vez lo utilizó... so pena de que todos se burlen de tí... bueno, eso antes de descubrir que al chino le da agruras si le digo cariñosamente churrumais y decidí que es el mejor nombre diamorrrr de todos los tiempos. SMACK! SMACK!

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